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De mis ventanas
hacia afuera

Parte 3

Quien camina por la calle, allá, está inmerso en la multiplicidad de ruidos, murmullos, ritmos [...] En contraste, desde la ventana, los ruidos se distinguen, el flujo se separa, los ritmos responden entre sí. Hacia la derecha, abajo, un semáforo. En rojo, los autos detenidos, los peatones cruzan, murmullos débiles, pasos, voces confusas. Henri Lefebvre, Ritmanálisis, 2013, p.38.

 

Llega un momento en que las orientaciones cambian, ya que la observación ya no ocurre desde el exterior, sino desde el interior, desde la ventana inamovible. Al investigar pinturas como 'Goethe en la ventana' (1787) de Johann Heinrich Tischbein, 'Mujer en la ventana' (1822) de Caspar David Friedrich, o 'Madrugada' (1858) de Moritz von Schwind, los sujetos son vistos desde atrás, mirando por una ventana abierta mientras que los detalles de árboles, montañas o edificios apenas son visibles, ya que los pintores estaban más interesados ​​por los interiores. Comenzamos a ver detalles de las calles parisinas en los balcones impresionistas de Gustave Caillebotte, aunque el espectáculo en su totalidad visto por los sujetos no siempre se nos muestra.

 

Más recientemente, en la última década, el pintor canadiense Shaun Downey retrató a mujeres contemplativas y solitarias en sus apartamentos, algunas mirando por la ventana en composiciones serenas y elegantes, ya sea enfocadas en elementos específicos de afuera, a veces incluso usando binoculares, o dejando que su mente divague libremente, probablemente consumidas por sus propios pensamientos en esa actividad solitaria de naturaleza introspectiva. Antes de Downey, el pintor estadounidense Edward Hopper pintó memorables escenas urbanas que captan esta soledad, y es durante la crisis de Covid-19, que su pintura "Mañana en Cape Cod" (1950) fue ampliamente compartida en las redes sociales, retratando a una mujer tensa que mira por una ventana, incitando el espectador a contemplar las incertidumbres que podrían surgir en un lugar tan aislado, como el miedo a un virus desconocido. Cuando solo se nos muestra la mitad de una historia, las suposiciones se hacen más fuertes en la mente imaginativa.

Más allá de los sujetos, sus interiores y sus experiencias internas, buscamos saber lo que las personas realmente ven desde sus ventanas, y es con la llegada de la fotografía que se revela mejor el espectáculo de la ciudad. Con una vista del parque Washington Square desde su piso 12, el fotógrafo André Kertész capturó fragmentos de la vida citadina desde 1952 hasta su muerte en 1985, mientras que de 1958 a 1985, la fotógrafa Ruth Orkin realizó un proyecto comparable desde su apartamento del piso 15 en 65 de Central Park West en Nueva York. Ambos estaban lo suficientemente alto para ampliar su alcance de mira y lo suficientemente cerca para adentrarse en la intimidad de las personas, en los parques y sus alrededores urbanos. De manera similar, en su documental Hush (2003), Víctor Kossakovski dirigió su mirada hacia su calle en San Petersburgo, documentando no solo el sentido nietzscheano de retorno eterno en las reparaciones y limpiezas repetidas de una carretera de concreto durante un año, sino también los fragmentos que hacen que la calle sea tanto cautivadora como anodino al mismo tiempo.

 

El punto de vista único ofrecido por una ventana nos invita a contemplar y relacionarnos con la vista de una manera más atenta, aún más cuando aquella interacción toma lugar todos los días. Llevando esta lógica aún más lejos, uno podría capturar la cotidianidad en sus ciclos al elegir una constante estática inamovible, como hizo el fotógrafo ucraniano Yevgeniy Kotenko al fotografiar un banco de parque local durante una década, de 2007 a 2017. El banco era visible desde la ventana de la cocina de sus padres en Kiev, lo que le permitía documentar sus encuentros con la gente. Además de captar la vida urbana, no se debe pasar por alto la ventana misma como un elemento físico con su propia forma y materialidad, que se interpone entre el espectador y el mundo exterior. El fotógrafo Josef Sudek, por ejemplo, tomó una serie de fotografías tomadas de la ventana de su estudio en Praga. El libro titulado "La ventana de mi estudio" no solo documenta lo que sucede a través de la ventana, sino que también presentan los cambios en su apariencia con el tiempo, desde el cristal transparente hasta el cristal esmerilado o salpicado de agua, dependiendo de los días. 

A partir de todas estas referencias, he explorado una serie de observaciones desde mis ventanas, recopiladas en un video de quince minutos. Si tuviera que describir lo que veo desde mis ventanas norte, hay la carretera de Chaoyang North Road, con una mezquita detrás, seguida de una escuela y edificios en todas direcciones, con montañas distantes visibles solo en días despejados. Desde mis ventanas oeste, los edificios residenciales están a la izquierda y al frente, luego una zona de descanso animada justo debajo y la carretera a la derecha. Durante meses, he fotografiado los mismos tendederos en este espacio comunitario, capturando las sutiles variaciones de color a medida que diferentes personas traían sus sábanas para secar. Asimismo, el 22 de mayo, grabé las vistas y los sonidos desde esta misma ventana a intervalos de tres horas durante veinticuatro horas, capturando estos fragmentos visuales y sensoriales antes de las siete de la mañana durante siete días consecutivos. 

 

Explorar los ritmos del área de esta manera me permitió presenciar el movimiento del sol y escuchar diferentes sonidos aparecer además de los coches. Si tuviera que pensar en cuáles son los momentos que más disfruté desde mis ventanas, fue entre las seis y las ocho de la mañana, cuando podía escuchar cantar a los pájaros, a la gente haciendo ejercicio, y al reparador de dispositivos electrónicos por el megáfono. ¿Por qué ese sonido? Me tranquilizaba saber que la vida seguía su curso habitual. Sentía lo mismo en las tardes de verano, entre las siete y las ocho, al disfrutar del sonido de los niños jugando y de las mujeres bailando, especialmente con la canción de Wang Qi, De pie esperándote durante tres mil años (站着等你三千年), hacia las ocho y cuarto de la noche.

Tendederos, bancos y un área de juegos vistos desde la ventana de mi baño.

View from my living room window.

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Video realizado desde la ventana de mi baño.

Mientras apreciaba los sonidos desde las ventanas oeste, disfrutaba de la vista de las ventanas norte. Desde mi perspectiva oculta, he grabado las montañas, observado el final del mes de ayuno de Ramadán en la mezquita así como a personas caminando y trabajando en la calle. Si fuéramos más individuos actuando así, nos convertiríamos en los observadores de la calle defendidos por la escritora urbana Jane Jacobs como los "ojos en la calle" que pueden aportar más seguridad a una ciudad al ser "los propietarios naturales de la calle" (1961, p.35). Como ciudadanos, proporcionaríamos una comprensión valiosa de una calle o residencia, pero se necesitaría debatir sobre la presencia de estos ojos y cómo responden a lo que se observa.

Si se encuentra en China, es posible que deba activar su VPN para ver este video.

Finalmente, inspirado en las pinturas descritas anteriormente, me fotografié como sujeto que mira afuera a través de sus cuatro ventanas. Estos autorretratos constituyeron una sub-categoría, resaltando como la postura e interacción que tuve con cada ventana podía variar, ya que solía estar sentado en mi escritorio cuando observaba por la ventana del salón, mientras que estaba de pie cuando observaba a través de las otras ventanas de mi apartamento. Aunque este capítulo se centró más en lo que se veía fuera, no me omití como observador y el lugar desde donde realicé tal observación. Habiendo dicho esto, esta exploración de la ventana en su fisicalidad y su impacto en los interiores del apartamento se llevaron un paso más allá en el próximo capitulo.

Autorretratos.

Ventanas de Bolin Aiyue 

Ventanas: Parte 1 

Ventanas: Parte 2 

Ventanas: Parte 3 (Está aquí)

Ventanas: Parte 4

Ventanas: Parte 5

Ventanas: Parte 6

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