Primeras impresiones
y observaciones
Caso de estudio 1: La escuela EWFZ
Nuestras primeras impresiones de un sitio, una persona o un proyecto, revelan nuestras reacciones personales, por lo tanto, naturales, a un estimulo externo que suele ser desconocido. Nuestras primeras observaciones son lo primero que vemos y por lo tanto entendemos como realidades. A ambas impresiones y observaciones, se les añaden nuestros propios comentarios o los de otras personas para completar la comprensión del fenómeno estudiado. Como tal, nuestra memoria es nuestra mejor herramienta para recordar lo que sentimos y vimos en cada cual momento. Aun recuerdo el 2 de octubre de 2017, el día que llegué a Pekín. Mi pareja vino a buscarme al aeropuerto y recuerdo perfectamente mis primeras impresiones de la residencia Bolin Aiyue cuando el taxi nos dejó en la puerta de nuestro edificio y me quedé mirando por la ventana, sorprendido de la fealdad grisácea del edificio y desencantado por las basuras apilonadas en la entrada; esas fueron mis primeras impresiones y observaciones a las que se juntaron comentarios que mantuve secretos. Diría que las impresiones son emocionales e intangibles mientras que las observaciones son más racionales y visuales, aunque no más verdaderas. Por tanto, confiar en nuestra memoria es una forma de revivir viejas impresiones y observaciones, aunque arriesgado si uno desea mantenerse fiel a lo que realmente sintió y vio en ese momento. Más bien, diría que escribir haciendo listas o mapas mentales en el momento del evento, o incluso grabarse después de leer el brief del proyecto, después de conocer a una persona, después de visitar un lugar por primera vez, puede ser un método más efectivo para luego recordar el evento como realmente fue.
​
En este capítulo, me gustaría tratar mis primeras impresiones y observaciones de mis primeras semanas en la escuela pública china en la que he trabajado durante tres años, así como los comentarios de una compañera de trabajo china, en contraste con mi opinión actual. Mis anotaciones se presentan en una lista en una hoja A4 redactada en marzo de 2018, que aún guardo como recuerdo en mis documentos. Cuanto más pasa el tiempo y recuerdo mi experiencia en aquella escuela, parezco poder analizar con más objetividad su sistema de pensamiento y de organización. Algunas impresiones me siguen pareciendo verdades y algunas observaciones se mantienen incambiadas mientras que muchas otras han evolucionado progresivamente. En cualquier caso, todos son el inicio de una larga reflexión, ya que hasta el día de hoy sigo conversando de las cualidades y defectos de dicho sistema con mis familiares y amigos más cercanos.
El saludo a la bandera en el estadio siempre me pareció un emocionante ritual de unidad que se repetía todos los lunes por la mañana, pero me parecía exagerado tener que detenerse en el pasillo a escuchar el himno, algo que nunca hacía y que pocos compañeros chinos hacían en la ausencia de superiores. Tampoco me parecía apropiado que haya una persona encargada de controlar si todos los profesores chinos estaban presentes y ver quiénes faltaban como si fuera un protocolo inquebrantable, como de aquellas reuniones obligatorias de las cuales luego se podía chantajear y amenazar con una bajada de sueldo si uno se ausentaba de ellas, algo que los profesores extranjeros no temíamos. Como extranjero inmerso en el sistema, uno puede entenderlo sin por lo tanto aceptarlo, a veces entenderlo y aceptarlo, pero no entenderlo y no aceptarlo era sin duda la más complicada de las posturas. Por ejemplo, si retomo mi lista de anotaciones, podía entender y aceptar que la jerarquía fuera muy marcada en un país con fuertes valores tradicionales. Luego, podía entender que mis compañeros chinos tengan una forma de comunicar distinta a la nuestra, pero costaba aceptarlo en situaciones de trabajo ya que implicaba desorganización, sorpresas de último minuto y una comunicación opaca a la cual uno no se acostumbraba. Lo que sí podía hacer era anticipar mi reacción al problema que se repetía semana tras semana, año tras año, y así evitarme demasiada amargura. También podía entender que los compañeros chinos piensen que los extranjeros seamos privilegiados ya que cobramos más que ellos, pero no podía aceptarlo como excusa para victimizarse ya que nuestro valor añadido valía un alza de sueldo en el mercado. Tampoco me parecía correcto que se viera como una injusticia porque en otros asuntos también tenemos derechos que se ven muy restringidos que ellos no tienen como nacionales, lo cual es cuestión de perspectiva.
​
Por último, cogeré el quinto punto de la lista sobre los niños vigilantes de los pasillos que se permitían corregir a sus compañeros, para ilustrar mi incomprensión y inaceptación de ciertas realidades, no tanto por el hecho que un niño vigile las clases y los pasillos lo que parece comprensible según el contexto, sino por el hecho que la vigilancia fuera extremadamente rígida y que los niños fueran participes en crear un clima de vigilancia, desconfianza e intimidación. Los niños se delataban con facilidad y eran premiados por ello. Una vez lanzaron una campaña para reducir el desperdicio alimentario y como las clases tenían su cubo de desechos después del almuerzo, pasaban dos niños vigilantes a medir con una regla la cantidad de comida desperdiciada, otorgando o quitando puntos en una competitividad más bien hostil. Luego, existen diferentes grados de comprensión y aceptación. Me parecía extraño que se les pidiera a niños de primaria realizar tal tarea, pero no llegaba al punto de indignarme ya que era una anécdota entre múltiples más. Claro que no entraba en mi escala de aceptación, pero podía considerarlo a un nivel intermedio en mi escala de comprensión. Diría que un ejemplo en el que ambas escalas se quedaban mudas al no entender y aceptar la situación, era cuando profesores esperaban a que sus alumnos escriban su admiración por las armas de los desfiles militares como muestra gloriosa de poder y de amor a la nación, cuando hay otras formas de educar un niño a amar a su país sin tener que pasar por el fomento de las armas a tal temprana edad. Otro ejemplo incumbe a una profesora de arte china, que pidió a sus alumnos de guardar dibujos ya terminados bajo el escritorio, antes de una clase de dibujo en la cual tenían que asistir directores de escuelas holandesas que buscaban establecer vínculos con nuestra escuela. Los alumnos sacaron sus dibujos de debajo de la mesa en momentos en que los invitados extranjeros miraban hacia otro lado, para luego dar la sensación que todos sabían dibujar bien y que la creatividad fluía con rapidez. En ambos casos, puede resultar muy difícil sobrepasar nuestra ética personal, profesional y cultural para tratar de entender las razones de cada fenómeno, pero si uno empatizara con esa profesora insegura y su total responsabilidad en el éxito de ese taller al conocer las consecuencias que podría enfrentar al fallar a la escuela, habría un ligero aumento en mi escala de comprensión.
​
El estudio de mi comprensión y aceptación de tal o tal situación son propios al ejemplo que he escogido para ilustrar el cambio que ha surgido entre las primeras impresiones, observaciones y comentarios de ayer con la reflexión más pausada y analítica de hoy, que puede llegar a teorizarse con conceptos generales. Si uno compara, el cambio es claro y muestra que muchas de aquellas primeras reacciones se han perdido o transformado. El análisis fruto del tiempo y de la experiencia se impone sobre la mirada inocente de hace tres años. Por ende, invito a mis alumnos a que escriban y atesoren sus primeras impresiones y observaciones sobre un proyecto; que sea un tema, un problema o una necesidad por investigar, incluso una experiencia, porque siempre serán útiles en su proceso creativo y de reflexión. A veces, las primeras intuiciones son las respuestas que llevamos meses buscando; a veces sólo son puntos de partida. Si se trata de una nueva etapa de la vida y la incertidumbre es lo primero que nos encontramos, como cuando viví mis primeros meses en Pekín, será un momento angustioso, pero que también se puede disfrutar ya que luego cambiará hacia cierta certidumbre y nunca se repetirá nuevamente de la misma manera.